Los apóstoles, amigos de Jesús de Nazaret, figuran mas que compañeros inseparables y leales en el proceso de salvación, como las personas que a manera de simbolismo marcaron la historia, de la nueva evangelización de la doctrina cristiana, en donde dentro de su estructura orgánica tienen hoy un lugar muy importante para la sociedad que le integra, atribuyéndoles el papel de base, piedra o pilar sobre quien se fundó la Iglesia Católica.
Los integrantes de tan honorable grupo celestial fueron hombres de bien, reclutados por el mismo señor Jesús, por sus virtudes y cualidades que sin duda alguna les hizo ser únicos en la tierra, ganándose un espacio privilegiado en el cielo como santos de Dios.
Todos y cada uno de ellos marcaron la historia del cristianismo y la fe en Dios con cada uno de los aportes, que el mismo santísimo les dio como objetivo en su largo caminar por la tierra, antes y después de la muerte y resurrección de Jesús.
En este sentido, el santo llamado Judas Tadeo el cual es muy popular por los cristianos creyentes, por su labor como Apóstol Mártir Glorioso, cumplió un papel fundamental en la expansión de la palabra del nuevo testamento, texto que fue escrito por algunos de los apóstoles en base a las experiencias vividas con el salvador por inspiración divina del mismo Señor Jesucristo.
San Judas Tadeo, también conocido como Judas de Santiago significa “alabanzas sean dadas a Dios” fue uno de los primos de Jesús de Nazaret, por ser según algunos escritores el hijo de Alfeo (Cleofás) quien a su vez era hijo de san José, es decir que el padre putativo de Jesús era el tío de Judas Tadeo.
Luego de predicar en Judea, paso a Mesopotamia y Persia, allí se reunió con el apóstol San Simón, combatiendo juntos contra las herejías de Zaroes y Arfexat, lucha que les costó la vida convirtiéndolos en mártires de la iglesia católica. A San Simón lo mataron cortando su cuerpo en dos y a San Judas Tadeo le cortaron la cabeza con un hacha. La Iglesia en occidente los celebra el 28 de octubre.